FESTIVAL EXPUESTO EN EL CINE OCHO Y MEDIO DE LA CAPITAL
No es una noche de glamour, es la noche de un cine poco conocido, repleto de visión y contenido, en el que se explorará los terrenos de aquellos que nunca hablaron de la belleza del mundo… pero que hallaron luz en las sombras de la naturaleza humana.
Lo que inspiró a los cuatro cortometrajes que se exhibieron la noche del domingo 25 de enero, fué la influencia de algunas obras literarias.
En 1940, el escritor ecuatoriano Pablo Palacio fue internado en un manicomio donde permaneció hasta morir, el 7 de enero de 1947. Uno de sus relatos más célebres, “Un hombre muerto a puntapiés”, empieza así: “Anoche, el celador de policía número 451, encontró a un individuo de apellido Ramírez casi en completo estado de postración. El desgraciado sangraba abundantemente por la nariz, e integrado por el señor celador dijo haber sido víctima de una agresión”. Esas líneas coinciden en mucho con la descripción del hallazgo del cuerpo de Edgar Allan Poe, 98 años antes, en Baltimore. Poe estaba postrado, en estado de shock y delirando. Fue trasladado al hospital, donde murió igual que Palacio, a los 40 años de edad. La leyenda cuenta que al morir pronunció estas palabras: ¡Que Dios ayude a mi pobre alma! La oscuridad no solo estuvo presente en la literatura de Poe y Palacio, sino también en sus vidas...
En 1940, el escritor ecuatoriano Pablo Palacio fue internado en un manicomio donde permaneció hasta morir, el 7 de enero de 1947. Uno de sus relatos más célebres, “Un hombre muerto a puntapiés”, empieza así: “Anoche, el celador de policía número 451, encontró a un individuo de apellido Ramírez casi en completo estado de postración. El desgraciado sangraba abundantemente por la nariz, e integrado por el señor celador dijo haber sido víctima de una agresión”. Esas líneas coinciden en mucho con la descripción del hallazgo del cuerpo de Edgar Allan Poe, 98 años antes, en Baltimore. Poe estaba postrado, en estado de shock y delirando. Fue trasladado al hospital, donde murió igual que Palacio, a los 40 años de edad. La leyenda cuenta que al morir pronunció estas palabras: ¡Que Dios ayude a mi pobre alma! La oscuridad no solo estuvo presente en la literatura de Poe y Palacio, sino también en sus vidas...
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